Mensaje inicial del Mg Gustavo Moreno
“Jesus! Dit gant werk!” (¡Jesús! ¡Esto va a funcionar!)
Estas palabras en Afrikáner parece que fueron las primeras que pronunció el Dr. Chistian Barnard el 3 de diciembre de 1967, en el quirófano de Groote Schuur Hospital de la Ciudad de Cabo Sudafrica, en el momento que finalizaba la primera intervención de Trasplante Cardiaco en humanos de la historia. Comenzaba así uno de los capítulos más trascendentes, apasionantes y de mayor repercusión en la Historia de la Medicina. (Heart Trnasplantation 2009).
Hoy, cincuenta y cuatro años después, sabemos que los pacientes con trasplantes de órganos pueden practicar actividad física y deportes, incluso de alto rendimiento, con un control médico especialista. E incluso, algunos atletas han obtenido importantes logros en Juegos Mundiales para Deportistas Trasplantados (Journal of ACSM, 1992). Y, en este sentido, la Argentina fue representada del 17 al 24 de agosto del año 2019 por una delegación de 40 deportistas trasplantados que compitió en los “XXII Juegos Mundiales para Trasplantados”, realizados en la ciudad de Newcastle y GatesHead, Inglaterra. El evento contó con la participación de más de 2.300 atletas de 59 países, tratándose del encuentro más grande del mundo en favor de la donación el trasplante de órganos, tejidos y células a través del deporte. (MSN INCUCAI argentina.gob.ar).
Sin embargo, a pesar de todos estos ejemplos y evidencias, en nuestro país, aún hoy, se considera a la persona con trasplante de órganos poco menos que un inválido, incapaz de realizar actividades físico-deportivas y de llevar una vida plena. Esta creencia ha hecho que muchos pacientes se conviertan en personas sedentarias y que su inactividad física se torne más peligrosa, es importante señalar que el sedentarismo constituye un factor de riesgo primario, que exacerba las enfermedades crónicas, como es el caso del trasplante (ACSM 2000).
Gracias a este espacio brindado por la Comisión Directiva de la FAMEDEP, presentamos con el equipo del Programa de Deporte y Trasplante del CeNARD esta nueva columna on line, con el objetivo de observar, analizar y difundir los resultados de trabajos de investigación y experiencias de campo en el área de las Actividades Físicas Adaptadas para personas con Trasplantes de órganos y su influencia como parte integral del tratamiento pre y pos trasplante.
Desde siempre el principal problema en la especialidad ha sido evitar el rechazo. Los inmunosupresores han conseguido tasas bajísimas, del 5 al 10 por ciento. (Inmunología del Trasplante, 2005). Ahora es el momento de buscar otros objetivos, como evitar los efectos adversos de la inmunosupresión y ofrecer mayor calidad de vida pos trasplante.
Sabemos que durante los últimos años en nuestro país, los médicos trasplantólogos han indicado a sus pacientes la práctica de actividades físicas y deportes como parte integral de su tratamiento pos trasplante luego del periodo de rehabilitación y con un seguimiento y control médico especialista, entonces, la actividad física que antes estaba cuestionada o temida, hoy se considera en los países denominados del primer mundo como de “absoluta necesidad, formando parte del tratamiento adecuado post trasplante”, (Transplantation 2012).
Esta recomendación de las Sociedades Científicas e indicación médica, su planificación, aplicación, es decir, estudio y tratamiento y por último evaluación, debe ser llevada a cabo por un equipo inter y tras disciplinario, conducido por profesionales del movimiento conformado por el Médico especialista, el Kinesiólogo y el Profesor de educación física especializado en salud, generando en estos último la responsabilidad de resolver un vacío de conocimiento específico en su formación académica para poder integrarse a estos equipos ya que también las nuevas tendencias de abordaje estratégico en la salud pública consideran al Profesor de Educación Física un agente de salud y no solo en prevención primaria sino también en prevención secundaria.
El reemplazo de un órgano enfermo por uno sano de otro individuo constituye sin lugar a dudas uno de los acontecimientos más revolucionarios en el campo de la medicina del siglo XX. Nuestro país se ha colocado a la altura de los acontecimientos mundiales si nos referimos al acto quirúrgico como tal, siendo cada día más frecuentes los trasplantes, en el año 2020 en la Argentina 1.112 pacientes en lista de espera recibieron un trasplante de los cuales 660 fueron renales, 270 hepáticos, 92 cardíacos, 45 renopancreáticos, 21 pulmonares, 16 hepatorenales, 3 pancreáticos, 2 cardiorrenales, 2 hepatointestinal y 1 intestinales. (INCUCAI, Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante, 2021).
¿Un trasplantado puede realizar actividad física?
Después del trasplante, se inicia una nueva vida. Como dije anteriormente, a la inversa de lo que suele creerse, una persona a la que se le trasplanta un órgano puede y debe hacer actividad física y deportes como parte integral de su tratamiento pos trasplante e incluso si quiere de alto rendimiento deportivo con un control médico adecuado, en dosis individualizadas, y con la autorización y supervisión de su médico trasplantólogo. Teniendo en cuenta que todas aquellas personas que han sido sometidas con éxito a un trasplante de órganos presentan ciertas peculiaridades según sea su edad, el órgano trasplantado y el tratamiento farmacológico posterior. Está científicamente documentado que las personas trasplantadas mejoran su salud por diversos mecanismos cuando participan en programas de actividad física adaptada. El ejercicio físico actuaría modulando diferentes respuestas fisiopatológicas a nivel neurohormonal, cardiovascular, pulmonar y osteomuscular. Además del estímulo que representa para aquellos que están en lista de espera y la imagen que trasmite a la sociedad respecto del valor de la donación de órganos. En definitiva, a través del deporte se demuestra la calidad de vida que puede gozar una persona que ha recibido un trasplante.
Hay muchas razones para recomendar e indicar actividad física y ejercicio en los pacientes que han sido trasplantados como, por ejemplo:
- Recuperación de la forma física debido al deterioro que le ha supuesto el mal funcionamiento de un órgano vital. Se ha podido producir diabetes, hipertensión, deterioro muscular y fragilidad ósea. Los pacientes pendientes de un trasplante renal tienen un mayor riesgo de sufrir fracturas. Los que precisan de un trasplante cardíaco, padecen hipotensión y síncopes, así como fatiga por la escasez del aporte sanguíneo tanto al cerebro, pulmones y musculatura.
- La mayoría de los pacientes no han realizado ninguna actividad deportiva en años.
- La alta prevalencia de factores de riesgo cardiovascular que pueden ser modificados por la realización de ejercicio físico regularmente.
- La actividad física optimiza el funcionamiento del órgano trasplantado debido a que se produce un aumento del riego sanguíneo que recibe dicho órgano.
- El ejercicio físico puede reducir o atenuar los efectos secundarios de la medicina inmunosupresora, imprescindible para evitar el rechazo del órgano trasplantado, y que deberá tomarse de por vida.
Es por ello que invitamos a todos los seguidores de la FAMEDEP a compartir este espacio académico y de trabajo de campo, y por sobre todas las cosas a compartir esta oportunidad de seguir creciendo juntos.